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Vuela

Las aves crían a sus polluelos durante un tiempo determinado, hasta que ya se encuentran lo suficientemente maduros para valerse por sí mismos, es decir, para enfrentar la vida por su cuenta. Lo mismo pasa con los seres humanos, tus padres, abuelos, tíos o quien(es) te hayan criado te cuidan por un tiempo, dándote las herramientas (en la medida de sus posibilidades) para que tú, llegado el momento, al igual que las aves, puedas dejar el nido y volar con tus propias alas, alimentarte por tus propios medios, para que te desarrolles como una persona completa, independiente.

Pero ¿qué tal si ya ha llegado el momento de que vueles con alas propias y no te has dado cuenta? O, si ya te diste cuenta que dejaste de ser un polluelo y estás lo bastante crecidito para enfrentarte a la realidad y no lo quieres aceptar, o peor aún, cuando las dos partes saben que ha llegado el momento de volar y no lo quieren ver, porque no hay mentiras más grandes que las que uno se dice a sí mismo. También en las aves, los padres le dan un “empujoncito” a sus polluelos cuando ya los ven listos para dejar el nido y surcar los cielos por su cuenta.

Porque muchas veces el nido familiar ya no calienta como antes, porque mientras más tiempo se pase con los padres más se corre el riesgo de parecerse a ellos (para bien o para mal), porque tu casa sigue siendo tu hogar, pero ya no el lugar donde perteneces. Porque es justo y necesario, porque tú lo sabes, porque ellos lo saben, porque es momento. Vuela.

Hazte un favor.

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Ricardo Vélez.

 
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Publicado por en 21 marzo, 2016 en Cambio climático

 

¿Dónde estás Navidad?

Navidad ¿dónde estás? ¿Por qué no puedo encontrarte? Tal vez te perdiste (para mí) entre las clases sociales y sus contrastes.

¿Dónde está la magia que tú solías traerme? ¿En realidad era magia o sólo eran tus juguetes? Cuando era niño todo el año solía esperar estas fechas y ahora todo es tan raro, que hasta preferiría que a mi corazón lo atravesara una flecha.

Vestir elegante, estrenar ropa, comprar cohetes ¿Ya de eso se trata todo? ¿Es acaso esto más sofisticado que unos puercos revolcándose en el lodo?

La ilusión que en estas épocas me inundaba fue relevada por una fuerte desazón ¿será entonces que he empezado a pensar con la cabeza y a dejar de sentir con el corazón? Navidad es cierto, cada quién debe encontrarte el significado, pero ¿no crees que los valores que tú manejas para estos tiempos se han quedado un poco gastados?

Los sentimientos que tú representas se han ido reemplazando por objetos, y si esto es así, yo ya los encuentro obsoletos.

El mundo está cambiando, me estoy reinventando, entonces ¿eso hace que la Navidad cambie también?

 

Ricardo Vélez

 

 
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Publicado por en 24 diciembre, 2015 en Cambio climático

 

El estado del ser un ciencioambientólogo desempleado

El ser un ciencioambientólogo desempleado es un estado intermitente, no se sabe cuánto tiempo durará o si llegó para quedarse. Es un estado de reposo del que se espera salir pronto o en algunos casos no salir nunca. Como se llegó a él se puede salir (tan rápido, tan lento). Es una dimensión discontinua y desconocida para algunos, y un viejo amigo que te extiende la mano para otros tantos.

El estado del ser un ciencioambientólogo desempleado es debido a condiciones específicas, circunstancias que te hicieron quedarte anclado en ese estado o tomando impulso, según se vea: falta de experiencia laboral, no tocar las suficientes puertas, poca perseverancia, carencia de “suerte”, el no seguir, resistir y nunca desistir, que la preparación y la oportunidad no se hayan conjuntado aún, aquello de no tener las relaciones e influencias suficientes, la urgencia por encontrar un trabajo y el sentirte útil sin importar que no sea precisamente de tu campo laboral, la necesidad (¡la mandita necesidad!), el autoengaño y un largo etcétera.

La frustración suele acompañar esta clase de procesos: el regreso a casa con tus padres, la falta de libertades que antes tenías, el darte cuenta que no estás precisamente llevando tu vida por el rumbo que tú quisieras, el sentirte uno más. La utopía del sueño americano adaptado a la vida está fallando y te preguntas ¿por qué?

El estado del ser un ciencioambientólogo desempleado viene en diferentes presentaciones. Puedes ser un ciencioambientólogo desempleado aunque tengas trabajo (sí, porque no estás ejerciendo), puedes creer que no eres es un ciencioambientólogo desempleado cuando en realidad lo eres, porque la verdad “no estás haciendo nada”, puedes creer que eres un ciencioambientólogo desempleado cuando en realidad no lo eres, porque “estás haciendo cosas”. El estado del ser un ciencioambientólogo desempleado también es relativo y depende del cristal con que se mire.

Pero ¡cuidado! porque el estado del ser un ciencioambientólogo desempleado también puede ser adictivo. El vivir bajo la ley del mínimo esfuerzo, el no salir de tu zona de confort, el ahogarte en la costumbre, el hacer nada o muy poco, el aparentemente tener todo a pedir de boca puede llegar a ser muy cómodo y, guste tanto, que te vayas quedando ahí sin darte cuenta, perdiéndote en el camino.

El estado del ser un ciencioambientólogo desempleado también es sorprendente ¡¿Cómo un ciencioambientólogo como yo va a estar desempleado?! ¡¿Cómo puede ser posible que no tenga trabajo?! ¡No puede ser que el mundo me esté desaprovechando! ¡¿Cómo es que todos hablan de ser verdes y sustentables y nadie necesite un ciencioambientólogo?! ¡Pero si un ciencioambientólogo puede caber en todos lados! y otras frases así seguro han salido de la boca de más de alguno.

La aceptación/entendimiento es parte del estado del ser un ciencioambientólogo desempleado. El aceptar tu condición (quieras o no), el entender que ese es el estado en que te encuentras, y con base en eso caer en cuenta muchas cosas sobre ti, de la vida misma y el repensarte, lo que quieres y a tu proyecto de vida.

Pero el estado del ser un ciencioambientólogo desempleado es sólo eso, un estado. Por el que seguramente nadie quiere pasar, pero por el que todos hemos de pasar. Algunos llegaron ahí para quedarse y otros trascenderán con rumbo a otros estados.

Depende de ti, todavía.

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Ricardo Vélez

 
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Publicado por en 1 octubre, 2015 en Cambio climático

 

¿Y ahora qué?

Es increíble cómo funciona la vida, como funciona la mente de uno, concentrándose constante e inevitablemente en lo que viene, en lo que falta, sin importar lo que hayamos logrado anteriormente. ¿Terminaste tu carrera? Trabaja ¿Tienes tu trabajo soñado? Bueno, ve y cásate. ¿Te casaste ya? Ahora hay que comprar una casa, ¿y cómo mandarás a tus hijos a la universidad? (Martín Bater, 2014)

Terminé mi carrera ¿Y ahora qué? ¿A trabajar? ¿A hacer una maestría? A veces pareciera que tenemos opciones ilimitadas para decidir, a veces pareciera que no ¿Quieres trabajar? ¿Necesitas experiencia? Y si nadie les da la oportunidad a las personas recién egresadas ¿cómo podrás adquirir esa experiencia laboral que tanto piden en los empleos?  ¿Quieres hacer la maestría? ¿Hasta qué punto quieres estudiar la maestría para prepararte más y hasta qué punto es una forma de alargar la vida de estudiante? De no salir de tu zona de confort, de no enfrentarte a la realidad ¿Será acaso nuestro destino convertirnos en Godínez? ¿Será que conforme pasan los años te vas desinflando y el  cambiar el pedacito de mundo en el que te tocó vivir es reemplazado por el yo y el materialismo? ¿Lo importante ya habrá superado a lo interesante y lo urgente a todo lo demás?

¿Y ahora qué? ¿Qué hacer? El ímpetu sigue ahí, parece que las oportunidades también. Pero… ¿Y ahora qué? ¡Que alguien me diga! ¡Que alguien me explique! Porque creo que yo no sé.

¿Y los sueños?

punta de ovillo

Ricardo Vélez

 
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Publicado por en 23 septiembre, 2015 en Cambio climático

 

Otro pacto es posible

Te propongo otro pacto, uno diferente-resignificado-deconstruido.

Te propongo un cambio y una reflexión.

1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.

«Ama al Dios que habita en tí y en todo y cada uno de lo que te rodea, partirás de amarte para poder amar a lo demás»

2. No dirás el nombre de Dios en vano.

«Tu eres tu palabra, no te comprometerás, ni comprometerás a otro en vano. Serás impecable con tu palabra»

3. Santificarás las fiestas.

«Respeta, venera y honra cada día. Reconociendo el milagro de la vida y partiendo de que cada instante es un momento para celebrar»

4. Honrarás a tu padre y a tu madre.

«Honra a Tonatiuh, el Padre Sol y dador de vida, y  a Tonantzin, tu Madre Tierra fecunda y protectora; a lo femenino y masculino que hay en cada persona y cada ser sin hacer distinción alguna pues Dios habita en todos»

5. No matarás.

«Venera la vida, para dejar ser a la vida y dar vida al ser. Practica la no violencia y el respeto hacia cualquier forma de vida. No matarás la diversidad de formas de vida, ni de formaciones culturales, ni de saberes.»

6. No cometerás actos impuros.

«Amarse y respetarse los unos a los otros, es imponer como obligación la cultura de la paz, la igualdad y la cooperación entre los seres vivos»

7. No robarás.

«Actuar con justicia y con corrección, alimentar la cultura de la solidaridad y reciprocidad alimentando un orden económico justo, social y solidario»

8. No dirás falsos testimonios.

«Promoverás el arte de la palabra-verdadera, desmentirás a los que mientan, oculten y engañen. Denunciaras a los opresores y hablaras y actuaras con veracidad obligándote a una cultura de la tolerancia y a una vida en la verdad»

9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.

«No consentirás la pederastía, el abuso de poder, la discriminación, la pobreza, el despojo, la genitalización ni cualquier acción, pensamiento o deseo que vaya contra la vida y contra tu palabra»

10. No codiciarás los bienes ajenos.

«Dejaras a un lado el deseo por el consumo innecesario, aprenderas a vivir de una forma sencilla sin juicios, ni celos. Aprenderas a vivir en común-unión con la naturaleza sin exigirle de más, sin explotar.»

Te propongo un pacto que busque

no sólo la razón, sino también el corazón

no sólo la cultura material, sino también la espiritual

no sólo la libertad, sino también la justicia

no sólo la igualdad, sino también la pluralidad

no sólo la coexistencia, sino también la paz

no sólo la productividad, sino también la solidaridad

no sólo tolerancia, sino también univerzalidad y diversidad

no sólo la Tierra, sino también el cosmos

no sólo el cosmos, sino también la fuente de la vida

no sólo la vida terrenal y la muerte, sino también la resurreción y la vida eterna.

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Palabras y pensamiento surgidos luego de leer «Proyecto de una ética mundial» de Hans Kung y «Ética Planetaria: para un consenso mínimo entre los humanos» de Leonardo Boff.

Masasiui Tenorio Pérez

 

Y como no enamorarme de ti

Venga, haber si topan de quien hablo jejejee.

Como no hacerlo si me despiertas con una sonrisa. Tanto color que irradias, tanta energía ahí pa recibir. Si solo basta con abrir bien los ojos.

Como no enamorarme de ti si lo primero que toca mis ojos son los tuyos con fuego incandescente. Con tantas ganas de vivir, con tanta fuerza que solo de tu seno podría surgir tanta vida. Sin importar las tormentas, sin importar los humores, sin importar que los perros ladren en las políticas internacionales. Tú continúas siendo dador de vida.

Como no enamorarme de ti si siempre regresas. Me has dejado sólo, o viéndote a medias, pero siempre vuelves a visitar mis pasos. Como no, si también agitas mi sangre y la pones a bailar al vaivén de la marea. Que sin importar mi alergia siempre querré intentar acariciar tu pelaje.  Tanta luz en tan pequeño animal-astro. Tanta fuerza en un ser tan lejano.

Como no enamorarme de tu bestialidad y fuerza. Si me sorprenden tus berretas y también tus llantos tenues. Si me encanta ver como reverdeces, como fluyes, como masticas la tierra y llenas los cantaros. Que si tocas mi piel: ese frío cala hondo para convertirse en fuego. Como no enamorarme de ti si te amo tanto como te temo.

Como no enamorarme de tus ojos verdes que cada vez se hacen más grandes. Que no entienden de fronteras, barreras o ideologías y sólo crecen. Con tanta vitalidad ahí contenida, tanta sabiduría que ha pasado por tu estirpe, tanta vida que contienes en tu piel. Como no enamorarme de ti si en ti viven tantos como viven en mí. Si somos hermanos de historias y vidas.

Como no enamorarme de tus múltiples personalidades. Si cada día es una nueva aventura, si cada instante revelas una sorpresa. Sonrisas, caricias, platicas, gritos, sangre, odio, coraje,… nos ha pasado por encima, lo hemos hecho personal y hemos (a veces) intentado rectificar el camino. Nos hemos lastimado tantas veces, nos hemos ofendido otras tantas y a pesar de eso aquí seguimos. Caminando con rabia y dignidad condensada.

Masasiui Tenorio

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Hay noches

Hay noches

Que todo el mundo sepa que en México se desaparece, asesina y sensura gente. Periodistas, activistas, estudiantes, ecologistas, viven una realidad diaria en la que lo que esta en juego es su vida.

Ante los acontecimientos ocurridos en las últimas semanas a los compañeros normalistas de Ayotzinapan, Guerrero, México. Nos solidarizamos con su grito de justicia.

Para ellos las siguientes lineas:

¿Será la luna llena la que agita mis brazos?

¿Será su efecto en mi sangre el que voltea todas las sabanas?

¿Será ese resplandor el que provoca el insomnio?

¿Sabe?

Aveces es mejor estar despierto que dormido.

No se si uste’ le pase. Pero por las noches escucho balas, escucho gritos, escucho llantos.

Me he cerciorado de que no provengan debajo de la cama, del closet o de la calle.

Los he escuchado tan dentro que se siente vivo.

Me he cerciorado de que no sean goteras, camiones, gatos o la fiesta del vecino.

Los he escuchado tan vivos que se sienten propios.

Hay noches en que no solo es la luna, no solo es mi humor.

No le hablo de fantasmas, de subidas de muerto o de brujerías.

Le hablo de voces, de nombres y de acciones reales.

No le hablo de pesadillas, de sueños o de fantasías.

Le hablo de Ayotzinapa, de Guerrero, de México, de la frontera y de sus geografías.

¿Acaso uste’ no lo ha escuchado?

_________

Para las miles de almas que padecen de trata de blancas en Atlixko, en Puebla, en Tlaxcala y el Mundo.

Para las 6 de cada 10 vaginas migrantes profanadas en tierra Mexica durante su tortuoso viaje al «sueño americano».

Para los millones de desplazados por la guerra.

Para los cientos de asesinados a sangre fría a manos de los sin sangre.

Para los llantos hijos de las balas.

Para las familias y amigos de los normalistas en lucha por una educación para todos y todas.

Para … (los millones de puntos suspensivos: sin nombre, sin historia, sin geografía, y sin registro)

Para todos ellos, sepan que habemos muchos que no podemos dormir.

Que no es la luna, ni los sueños, ni los fantasmas.

Que son sus llantos y sus gritos lo que nos roba el sueño.

Masasiui Tenorio

 
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Publicado por en 9 octubre, 2014 en Ambientologosfera, Sociedad

 

El ciencioambientólogo maldito

«Sonriente como pocos y algo socarrón.

Simplemente no, no puede tener la razón».

El ciencioambientólogo maldito va por la vida sin preocuparse, esbozando una sonrisa y comentando lo que le viene en gana. El ciencioambientólogo maldito no se preocupa por el trabajo, por el dinero, por el estudio, ni por la fama. No le importa el por venir, ni las cosas que hay por hacer, sólo vive el momento y hace de su vida algo así como su propio cuento, ese que le gusta a él, ese que para él vale la pena vivirse.

La gente y muchos de sus colegas lo miran siempre alarmados ¡No puede ser! dicen, ¿cómo puede ir alguien por la vida tan equivocado? El ciencioambientólogo maldito sigue su andar, ése que siempre lo ha caracterizado y vuelve a reír. Entre tanto, sus detractores siguen cuestionándole sobre sus modos y maneras de vivir.

Mientras que la mayoría de la gente se rige por ciertas reglas en común, a él sólo lo gobiernan las suyas, lo moral e inmoral para él dependen del contexto y el deber no es más que un vano invento. Hace lo que le viene en gana, dice lo primero que se le ocurre, le tiene sin cuidado si la gente se molesta por ello o no, de todos modos él lo seguirá haciendo; porque así es él, porque no va a cambiar, porque no lo van a cambiar, porque no tiene que hacerlo y porque no quiere hacerlo.

¿Qué tal si las personas que creímos que estaban equivocadas realmente siempre estuvieron en lo correcto? ¿Qué tal si el camino a seguir no siempre fue el recto? ¿Y si ir por ahí con reservas no es de lo que se trata la vida? ¿Y si sólo en este efímero momento lo único que importa es disfrutar lo que tienes y vivir con alegría? ¿Y si la vida para cada quién tiene distintos significados y por eso el ciencioambientólogo maldito nunca los ha criticado?

Habrá que volver a pensar entonces quién está equivocando y quién no lo está. Habrá que reflexionar sobre la complejidad y lo ambiental. Habrá que mirarnos nuevamente y cuestionar nuestro proceder. Habrá que replantearnos los problemas y cómo se quieren ver.

Muchos lo aborrecen, tal vez porque hay cierta parte de ellos que no les gusta y la ven reflejada en él. Los que no lo han comprendido le han retirado su amistad, lo han alejado de su vida y le han dado la espalda. Yo por mi parte, le llamo mi amigo y lo admiro.

Porque con su proceder sigue enseñando, con su actuar nos está desafiando, porque al oírlo hablar nos damos cuenta que sabe lo que dice y lo que hace, y siempre lo ha sabido. Porque hasta las ciencias ambientales a su hijo han desconocido. Porque a veces es difícil soportar tanto calor cuando se acostumbrado al frío.

El ciencioambientólogo maldito camina, oye sus críticas, sigue caminando.

Ricardo Velez

 

Ocupo

Ocupo

Ocupo fluidos que pasen del líquido al gaseoso

Ocupo ocote para mantener la flama viva

Ocupo tierra indeleble en las manos y pies

Ocupo aire para vivir aquí y ahora

Ocupo paredes que griten

Ocupo bieldos que bailen

Ocupo éter, materia gris y materia obscura.

Ocupo piel, de tú piel

Ocupo un(a) cómplice de miradas

Ocupo un(a) apasionad@ por la vida

Ocupo un(a) compañer@ de caminatas en silencio

Ocupo un(a) alma que me acompañe volando en el vacío

Ocupo un(a) amig@ rar@

Ocupo que calientes mis sabanas

Ocupo que completes mis frases al aire

Ocupo que entiendas mi utopía y mis sin-barreras

Ocupo que me ocupes

Ocupo que me exijas

Ocupo que me inspires

Porque ocupo tanto de ti, como tú de mí.

Enséñame a ocupar lo necesario para SER y no para Hacer

Masasiui Tenorio

 
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Publicado por en 8 octubre, 2014 en Ambientologosfera, Sociedad

 

Lo utópico no es en sí utópico – Humberto Maturana

Lo utópico no es en sí utópico – Humberto Maturana

Y para retomar la «blogeadera». Empezamos con este extracto de «Utopía y ciencia ficción, 2003»

3…2…1…. comenzamos

En la utopía, el poeta nos invita desde el emocionar, y deja el razonar a la zaga como un hilo secundario que sigue el fluir de las emociones. Las utopías inspiran en el lector un ánimo nostálgico una añoranza por una convivencia humana donde prevalezcan el respeto, la equidad, la armonía estética con el mundo natural y la dignidad humana. Pero, ¿cómo puede añorarse lo que no se conoce? Si vivimos una cultura centrada en la competencia que justifica la negación del otro, arguyendo la legítima superioridad del vencedor y la legítima inferioridad del perdedor, ¿cómo es que podemos apreciar y desear un vivir utópico en la colaboración y en el respeto por el otro?; si vivimos una cultura que legitima la discriminación económica, racial, de inteligencia, de conocimiento sexual, arguyendo la legítima superioridad de unos y la legítima inferioridad de otros, ¿cómo es que podemos apreciar y desear un vivir utópico en la equidad?; si vivimos una cultura que continuamente nos invita a parecer lo que no somos en la valoración de la apariencia y por otro tanto, a vivir en la continua mentira de pretender lo que no se es, ¿cómo podemos apreciar y desear un vivir utópico en la honestidad y sinceridad?; si vivimos una cultura que legitima la explotación del mundo natural en aras del enriquecimiento del explotador, ¿cómo podemos apreciar y querer vivir un mundo utópico de respeto y armonía con lo natural?; si vivimos un mundo que usa la razón para justificar la manipulación y el control del otro, ¿cómo podemos apreciar y querer vivir un mundo utópico cuya armonía surge de la libertad que entrega la conciencia de propósitos y deseos en el simple placer de la convivencia, y no de la subordinación a las exigencias de otro?; y, por último, si vivimos una cultura centrada en la jerarquía y la dominación, ¿cómo podemos apreciar y querer vivir un mundo utópico que niega el sometimiento y el abuso? En fin, ¿cómo puede tenerse nostalgia por lo que no se ha vivido? Pienso que esto pasa porque el mundo utópico que el escritor revela, nos revela, y lo vemos u oímos por qué tiene que ver con nuestro ser biológico cultural en lo que de hecho somos en el fundamento de lo humano y, por lo tanto, lo utópico no es en sí utópico.

No hace mucho, oí a alguien decir que los seres humanos necesitamos de esperanzas y utopías. Yo pienso que no. Pienso que lo que necesitamos es vivir en la dignidad que se constituye en el respeto por nosotros mismos y por el otro como el fundamento de nuestro modo natural de ser cotidiano. Sólo puede añorarse lo que se tuvo y se perdió, y sólo se puede estar en la esperanza de que suceda algo cuyo suceder no depende de lo que uno haga (…) la mirada del poeta de lo utópico y su arte expresivo evocan en nosotros una añoranza por un cierto vivir, ese vivir evocado no puede sino ser un vivir perdido en nuestra historia, lo conocemos no desde nuestro intelecto que mira al pasado como un relato, sino que desde nuestro emocionar que tiene a esa historia como corporalidad en el presente.

(…) las utopías literarias revelan aspectos y dimensiones de lo humano que habiendo sido fundamento de su modo básico de vivir cotidiano, han quedado sumidas, o escondidas bajo otras, en la transformación cultural de la humanidad, pero que no han desaparecido porque son fundamentalmente una constitución. El poeta las hace visibles con su mirada poética abstraerlas del espacio cultural arcaico aún presente en su propia historia de un ser que las vivió en la confianza, respeto y aceptación total en el encuentro cotidiano, lúdico e inocente con su madre, y en los cuentos y mitos que escuchó antes de vivir la continua mentira del mundo adulto de las apariencias. Pero lo que el poeta de las utopías hace no consiste sólo en mostrar un pasado infantil, muestra también un pasado cultural y biológico, del que la biología y la arqueología dan prueba: lo humano no surge desde la lucha, la competencia, el abuso, o la agresión, sino que desde la convivencia en el respeto, la cooperación, el compartir y la sensualidad, bajo la emoción fundamental del amor.

Humberto Maturana en Utopía y ciencia ficción, 2003

Tomado de Eduardo Ibarra Colotado y Luis Porter Galetar en La Universidad Imaginada, 2011