Estas líneas tratan de todo, de un poco y de mucho, de ti, de mí, de ellos y de nosotros, trata de lo ajeno y lo propio, lo virgen y lo ultrajado, lo importante y lo insignificante, lo bello, lo abominable, de un residente, de un visitante y de una casa, habla de lo humano y de la madre tierra.
Hace ya un tiempo me preguntaba cuál y de qué magnitud ha sido nuestra huella sobre esta tierra y cuáles si es que las hay son las posibles alternativas para enmendar mínima o magnamente nuestras acciones, generalmente suicidas, impensadas y arrebatas. Aún no tengo la respuesta pero sé que queda tiempo y que existen seres humanos dispuestos a abandonar, a cambiar y resurgir como un ser más, sin privilegios ni consideraciones más grandes que las que posee otro habitante de esta tierra, de esta PACHAMAMA*.
Se ha confundido la ilegitimidad con la legitimidad de los derechos que se tienen o más bien no se tienen sobre la otra naturaleza, se ha intentado desde hace mucho tiempo poseer lo imposible y hoy en pleno siglo XXI se han aumentado los esfuerzos para que los sujetos inapropiables se vuelvan apropiables por lo humano, por lo “superior” o por lo supuestamente “magnánimo”.
Si bien se habla de la tiranía de los humanos, cabe mencionar también a los que parecieran ser algo más, algo tal vez más humano, es decir, responsable de sus actos, espectador y no actor, consiente del paso que sigue, me refiero a los pueblos originarios, la diferencia radica en que estos son seres corazonados, con pensamientos corazonados y con acciones corazonadas y no importa que me eche la soga al cuello con estas afirmaciones, ni trato de ser mártir y mucho menos víctima, solo quiero ser el victimario de mi propia alma medio descorazonada.
Pero ¿cuál es concretamente la problemática?, ¿cuándo lo natural se convierte en artificial? o ¿cuándo lo que crea se convierte en lo creado?, podríamos decir a ciencia incierta que las acciones y decisiones del humano u Homo-sapiens u Homo-economicus u Homo-videns** son de manera ineludible variables, influencias para dar una posible respuesta a estos planteamientos.
Desde finales del siglo XVIII y principios del XIX, es decir, el inicio de la revolución industrial, se empieza a entretejer esta telaraña de incertidumbre, comienza la apropiación a gran escala de los recursos naturales y con ello aumenta la polución y la necesidad del Homo por poseer todo aquello que se encuentra disponible. Hoy en el XXI la disociación entre la tierra y el humano casi está completa, las relaciones sociales ya no encajan de manera positiva en la relaciones de la otra naturaleza.
La alteración del clima, la desaparición de la biodiversidad, la acumulación de enormes cantidades de desperdicios industriales, nos hablan no solo del ambiente característico de esta época, sino de la sociedad que lo genera. Hasta las obras minúsculas de degradación y las consecuencias no planeadas de un proceso, como escoria sobrante sin interés, permiten develar aquello oculto por los grandes relatos anquilosados de fe ciega en el progreso ilimitado y el crecimiento económico y técnico infinitos.
De esta manera, huyendo de las zonas marginadas o contaminadas por él mismo, el humano comienza a invadir cual plaga el planeta, comienza a “crear naturaleza”, en fin a modificar y generar entornos de manera intensiva los cuales complacen sus deseos y requerimientos, esta situación no solo promueve el deterioro de la naturaleza sino de la sociedad misma, se abren extensas brechas entre los estratos sociales y las diferentes culturas, terminando así con el delicado equilibrio entre lo vivo y lo vivo.
En la actualidad se declara que la naturaleza está siendo socialmente construida e incluso abolida y la expansión de esta hacia áreas vírgenes ha ocasionado la aparición de nuevos trastornos de la sociedad, así mismo la naturaleza prístina ha sido sustituida por una naturaleza primaria(con cierto grado de manejo), quedado solo algunos espacios del planeta, no prístinos sino conservados. Con respecto a esto se dice que “la invasión del mundo natural por sistemas más abstractos implica el final de la naturaleza como un dominio externo al conocimiento e implicación humana, el proceso de interacción con la naturaleza la está consumiendo y generando un mundo postnatural».
Aunque estas afirmaciones se posan sobre cimientos bien concatenados, la realidad es que la naturaleza posee autonomía, es creación y producto de sí misma, lo cual no significa que sea estática, es por esto que puede ser modificable y regenerativa hasta cierto punto.
Para esta etapa de la historia no existe prácticamente ningún sitio del planeta que no se vea influenciado directa o indirectamente por el humano, por ejemplo; el cambio climático que afecta no solo la vida en la tierra sino también la vida en el mar, altera la temperatura, la lluvia y con ello modifica la dinámica del planeta entero.
Esfuerzos se han hecho, se hacen y se harán por mantener la vida, tales como la creación de áreas naturales protegidas que si bien promueven la conservación de plantas y animales, impiden la reproducción de sociedades y culturas diversas, o la generación de leyes y normas publicas dirigidas a la promoción y conservación que tienen como trasfondo un fin lucrativo y capitalista.
Otra situación importante que marcó la trasformación del planeta fue la creación de paisajes humanizados, producto de la agricultura, los cuales no sustituyeron sino complementaron los habitas originales y que hoy son sustituidos por prácticas industriales altamente contaminantes y homogeneizadoras.
Así poco a poco el hombre ha pisado lugares prohibidos, ha matado aquello que le hace vivir, ha transformado lo intrasformable y sin embargo generado alternativas para salvar a un mundo en decadencia, y puede sonar apología o tal vez lo sea pero los hombre y la mujeres que habitamos el planeta tenemos la capacidad de emerger como nuevos individuos generadores de vida, podemos desmembrar cada uno de nuestros pensamientos para encontrar un “alter mundo” en donde la naturaleza sea creadora, en donde lo ultrajado vuelva a ser prístino y en donde modificar la natura se torne una manera de vivir y vivir bien en el más profundo sentido de la palabra, un mundo del cual seamos visitantes y no residentes…
*.El término Pachamama se encuentra formado por los vocablos Pacha que en quechua significa universo, mundo, tiempo, lugar, y Mama, traducido como madre. Hay acuerdo entre varios autores en considerar a Pachamama como una deidad andina que en su aspecto simbólico se relaciona con la tierra, la fertilidad, la madre, lo femenino.
**Termino inventando por Giovanni Sartori para hacer referencia a la influencia de los medios multimedia como la televisión sobre la cultura y trascendencia de la misma.
Alexis Daniela Rivero Romero
Lic. Ciencias Ambientales
Trabajos citados
Toledo, V. M. & Barrera-Bassols, N (2008). La memoria biocultural: la importancia ecologica de las sabidurias tradicionales. Barcelona: Icaria.
Magpe TaNa
3 noviembre, 2011 at 5:00 AM
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